SABATO - sans culottes descamisados y con bombos
“tendríamos que empezar por
admitir, estoy convencido, de que esto ha sido y es una revolución, aunque
muchos todavía piensan lo contrario… Todos
hemos leído sobre revoluciones. Tenemos en general una idea literaria, sobre
todo en este país, donde la gente ilustrada se ha formado leyendo libros en
francés. Y todavía hoy ve con enorme simpatía cada vez que llega el 14 de julio,
en las vitrinas de la embajada francesa, en la calle Santa Fe, un descamisado
tricolor tocando un bombo, rodeado por otros descamisados que vociferan y
llevan trapos y banderas. Todo esto les parece muy lindo y hasta de buen gusto
porque está en la Avenida Santa Fe y pertenece a la embajada de Francia, sin
comprender que esos hombres allí representado eran precisamente descamisados y
que esa revolución (como todas, por otra parte) fue sucia y estrepitosa, obra
de hombres de alpargata que golpeaban bombos y que seguramente orinaron (como
los descamisados de Perón en la Plaza de Mayo) en alguna plaza histórica de
Francia... No hago un juicio de valor, ignoro las intenciones que tenía
este señor, puede ser que no fueran buenas. Personalmente no tengo simpatía por
Perón. Pero si fuéramos a juzgar la historia por la simpatía o antipatía que nos
merezcan sus líderes, evidentemente resultaría una historia muy curiosa… Los desheredados
siguen a un conductor cuando él sabe despertar en ellos pasiones profundas. En
esos casos los hombres delos frigoríficos y los quebrachales, de las fábricas y
talleres, porque encontraron a un hombre que supo encarnar y personificar sus
sentimientos más recónditos. Por eso fueron tras él. Y estoy seguro de que
conservarán ese sentimiento de fidelidad hasta que se mueran”.
Ernesto Sábato - 1958
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