Sarmiento hablando de criollos y extranjeros
... porque Sarmiento hacía también su
revolución, la revolución del frac y del patacón, que consistía simplemente en
destruir por sistema todo lo castizo, todo lo genuino y auténtico, todo lo
representativo de su país para sustituirlo por una sociedad de advenedizos
cursis, espíritus mostrencos y rastacueros en potencia, roídos por la codicia
del dinero y el apetito de los honores baratos, atontados por una falsa cultura
y con todas las supersticiones burguesas, entre las que contaba, y no poco,
una recóndita admiración por esa misma clase superior de raíces hispanas que se
jactaban de combatir … (Sarmiento dio el ejemplo de esto último con sus “Recuerdos
de Provincia”) … En una carta poco
anterior a 1873, le dice Sarmiento a su amigo Posse, después de recorrer una
región de Córdoba donde le parece advertir que los extranjeros están ya en vías
de sobreponerse a los criollos, que él detesta: “Aquí, no habiendo nacionales [sic], ni mucho
antiguo y hereditario, el extranjero hace parte de la Nación; … puedo asegurar
que la revolución que nos hará norteamericanos, que destronará al estanciero
que hace nacer al gaucho y la montonera, no sólo está próxima sino realizada. … Aquí en
este pedazo de la pampa hasta Córdoba, va a constituirse una nueva sociedad,
una nueva nación, dejando a sus muertos allá que entierren a sus muertos … Los ministros
extranjeros que me acompañan están encantados de la vitalidad que aquí
encuentran.” Claro, hombre, ¡no habían
de estar encantados los ministros extranjeros!
(José Luis Busaniche, Juan Manuel de Rosas, pág. 136/7)
Comentarios
Publicar un comentario