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1858, una mirada del representante inglés en el Plata https://citassarl.blogspot.com/2019/07/una-mirada-del-representante-ingles-en.html A. C. DOYLE - pleitos del señor Frankland https://citassarl.blogspot.com/2022/02/el-sabueso-de-los-baskerville-cap-8.html ADAM SMITH – La riqueza de las naciones https://citassarl.blogspot.com/2019/07/adam-smith-la-riqueza-de-las-naciones.html ALBERDI J. B. https://citassarl.blogspot.com/2020/05/la-libertad-y-los-falsos-liberales-del.html ALEJANDRO MAGNO a la hora de su muerte https://citassarl.blogspot.com/2020/03/alejandro-magno-la-hora-de-su-muerte.html ALICIA - la memoria en el espejo https://citassarl.blogspot.com/2020/03/memoria-en-el-espejo.html ALMAFUERTE https://citassarl.blogspot.com/2020/03/almafuerte.html ANDRADE - La vuelta al hogar https://citassarl.blogspot.com/2020/04/la-vuelta-al-hogar-olegario-v-andrade.html ANÓNIMO - una historia de dudosa veracidad https://citassarl.blogspot.com/2022/01/una-histori

SCALABRINI ORTIZ - el 17 de octubre - el piloto del caos - delincuente

Raúl Scalabrini Ortiz - El 17 de octubre de 1945 El sol caía a plomo sobre la Plaza de Mayo, cuando inesperadamente enormes columnas de obreros comenzaron a llegar. (…) El río cuando crece bajo el empuje del sudeste disgrega su masa de agua en finos hilos fluidos que van cubriendo los bajíos con meandros improvisados sobre la arena, en una acción tan minúscula que es ridícula y desdeñable para el no avezado que ignora que ése es el anticipo de la inundación. Así avanzaba aquella muchedumbre en hilos de entusiasmo, que arribaban por la Avenida de Mayo, por Balcarce, por la Diagonal… (…) Hermanados en el mismo grito y en la misma fe, iban el peón de campo de Cañuelas y el tornero de precisión, el fundidor, el mecánico de automóviles, el tejedor, la hilandera y el empleado de comercio. Era el subsuelo de la patria sublevado. Era el cimiento básico de la nación que asomaba, como asoman las épocas pretéritas de la tierra en la conmoción del terremoto. (…) En las cosas humanas el número

GLOSA DE AMOR - Juan Oscar Ponferrada

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  GLOSA DE AMOR (a León Benarós)   DEL CIELO BAJO EL AMOR, EN UNA NOCHE DE FRIO, COMO LA FLOR DEL ROCIO CAYENDO SOBRE OTRA FLOR   Aquella noche, pasaron cosas que nunca se vieron: las estrellas florecieron y las flores alumbraron; las bestias se humanizaron y hubo un parto sin dolor; un gran rey se hizo pastor y un pastor se hizo cordero. Y en ese dulce entrevero del cielo bajó el amor.   Nada se puede igualar a un milagro verdadero: el vuelve plata el lucero y dulce al agua del mar; milagro es poder parar el tiempo, la sangre, el río, y hacer Dios su labrantío en el pobre barro humano; y dar trigo del verano en una noche de frío.   Brillaba la noche aquella, y ardía como ninguna porque esa noche la luna al sol encerraba en ella. Vino, como una doncella temblando de amor, el frío, sobre la escarcha del río donde el hielo se quemaba, y era que el amor bajaba como la flor del rocío.   Flor del rocío caía so

ARTURO JAURETCHE

Les he dicho todo esto pero pienso que pa nada, porque a la gente azonzada no la curan los consejos; cuando muere el zonzo viejo queda la zonza preñada. .                     (Arturo Jauretche, 1935)   Si después de escribir eso a los treinta y pocos años, siguió y siguió otros cuarenta hasta que se murió, no me permito la decepción. ------------- Arturo Jauretche  escribió  El Paso de los Libres  (1934) mientras estuvo preso tras un alzamiento radical contra el gobierno de la Década Infame. Peña Lillo, que publicó varios de sus libros, dijo alguna vez que una ventaja para las editoriales argentinas era que en nuestro país la persistencia de sus problemas mantiene vigente los libros que los abordan. Copiamos algunos de sus versos. II Primero vino Uriburo diciendo: ¡Yo lo acomodo! Pero lo arregló de un modo que era mejor el barullo: dejó arreglado lo suyo y empeoró lo de todos. . . . III Decían que la lechera se estaba quedando flaca; tocó al ternero

Pesito, el leoncito comerciante

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  PESITO EL LEONCITO COMERCIANTE Pesito era un leoncito que se hizo una casita toda pintada de azul, con ventanas amarillas y techo rojo. Tan linda era la casita que Pesito pensó: “La voy a vender y con las moneditas que me den, me compraré un palacio” Pero nadie tenía moneditas en la selva. Entonces Pesito cambió la casita por un violín. -Tocaré músicas lindas –dijo Pesito-, y me regalarán cosas que cambiaré por un palacio. Pero tocó tan mal que todos le tiraron zapatos. Cansado de tanto zapatazo, Pesito cambió el violín por un auto muy viejo. -Le pondré una banderita y será un taxímetro. Llevaré a la escuela a los animalitos, y ganaré muchas moneditas para comprarme un palacio. Pero Pesito se había olvidado que en la selva no había moneditas, y claro, tuvo que cambiar el autito por una cocina. En la cocina, se puso a cocinar cosas ricas, y puso una confitería y hubo una fiesta al empezar a vender. Pero otra vez lo mismo: no había moneditas, y nadie pudo pagarle ni siquiera la esquina

GARCÍA MÁRQUEZ - Algo muy grave va a suceder

Imagínese usted un pueblo muy pequeño donde hay una señora vieja que tiene dos hijos, uno de 17 y una hija de 14. Está sirviéndoles el desayuno y tiene una expresión de preocupación. Los hijos le preguntan qué le pasa y ella les responde: —No sé, pero he amanecido con el presentimiento de que algo muy grave va a sucederle a este pueblo. Ellos se ríen de la madre. Dicen que esos son presentimientos de vieja, cosas que pasan. El hijo se va a jugar al billar, y en el momento en que va a tirar una carambola sencillísima, el otro jugador le dice: —Te apuesto un peso a que no la haces. Todos se ríen. Él se ríe. Tira la carambola y no la hace. Paga su peso y todos le preguntan qué pasó, si era una carambola sencilla. Contesta: —Es cierto, pero me ha quedado la preocupación de una cosa que me dijo mi madre esta mañana sobre algo grave que va a suceder a este pueblo. Todos se ríen de él, y el que se ha ganado su peso regresa a su casa, donde está con su mamá o una nieta o en fin, cualquier pari

DOLINA - La aventura del conocimiento y el aprendizaje

  La aventura del conocimiento y el aprendizaje Alejandro Dolina En los últimos años han aparecido en nuestro medio numerosos institutos y establecimientos que enseñan cosas con toda rapidez: “….haga el bachillerato en 6 meses, vuélvase perito mercantil en 3 semanas, avívese de golpe en 5 días, alcance el doctorado en 10 minutos”. Quizá se supriman algunos… detalles. ¿Qué detalles? Desconfío. Yo he pasado 7 años de mi vida en la escuela primaria, 5 en el colegio secundario y 4 en la universidad. Y a pesar de que he malgastado algunas horas tirando tinteros al aire, fumando en el baño o haciendo rimas chuscas. Y no creo que ningún genio recorra en un ratito el camino que a mí me llevó decenios. ¿Por qué florecen estos apurones educativos? Quizá por el ansia de recompensa inmediata que tiene la gente. A nadie le gusta esperar. Todos quieren cosechar, aún sin haber sembrado. Es una lamentable característica que viene acompañando a los hombres desde hace milenios. A causa de este sentimien