ÍTALO CALVINO

En estos tiempos en que todos dicen demasiado, lo importante no es tanto decir la cosa justa, que de todos modos se perdería en la inundación de palabras, como decirla a partir de premisas y con las consecuencias implícitas que den a la cosa el máximo valor. Pero, entonces, si el valor de una sola afirmación reside en la continuidad o coherencia del discurso en que se inserta, la única elección es entre hablar continuamente o no hablar nunca.

(Palomar - Ítalo Calvino)

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Las ciudades y el cielo 4 - Las ciudades invisibles – Ítalo Calvino

 

Llamados a dictar las normas para la fundación de Perinzia, los astrónomos establecieron el lugar y el día según la posición de las estrellas, trazaron las líneas cruzadas de las calles principales orientadas una como el curso del sol y la otra como el eje en torno al cual giran los cielos, dividieron el mapa según las doce casas del zodíaco de manera que cada templo y cada barrio recibiese el justo influjo de las constelaciones oportunas, fijaron el punto de los muros de donde se abrirían las puertas previendo que cada una encuadrase un eclipse de luna en los próximos mil años.

Perinzia –aseguraron- reflejaría la armonía del firmamento; la razón de la naturaleza y la gracia de los dioses daría forma a los destinos de los habitantes.
Siguiendo con exactitud los cálculos de los astrónomos, fue edificada Perinzia; gentes diversas vinieron a poblarla; la primera generación de los nacidos en Perinzia empezó a crecer entre sus muros, y aquéllos a su vez llegaron a la edad de casarse y tener hijos.

En las calles y plazas de Perinzia hoy encuentras lisiados, enanos, jorobados, obesos, mujeres barbudas. Pero lo peor no se ve; gritos guturales suben desde los sótanos y los graneros, donde las familias esconden a los hijos de tres cabezas o seis piernas.

Los astrónomos de Perinzia se encuentran frente a una difícil opción: o admitir que todos sus cálculos están equivocados y sus cifras no consiguen describir el cielo, o revelar que el orden de los dioses es exactamente el que se refleja en la ciudad de los monstruos.


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Marco Polo describe un puente, piedra por piedra.

-¿Pero cuál es la piedra que sostiene el puente? -pregunta Kublai Kan.

-El puente no está sostenido por esta piedra o por aquélla, -responde Marco- sino por la línea del arco que ellas forman.

Kublai permanece silencioso, reflexionando. Después añade:

-¿Por qué me hablas de las piedras? Es sólo el arco lo que me importa.

Polo responde: -Sin piedras no hay arco.

(Italo Calvino - Las ciudades invisibles)

 

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Las ciudades y el cielo 3 - Las ciudades invisibles - Ítalo Calvino


El que llega a Tecla poco ve de la ciudad, detrás de las cercas de tablas, los abrigos de arpillera, los andamios, las armazones metálicas, los puentes de madera colgados de cables o sostenidos por caballetes, las escalas de cuerda, los esqueletos de alambre.

A la pregunta: -¿Por qué la construcción de Tecla  se hace tan larga?- los habitantes, sin dejar de levantar baldes, de bajar plomadas, de mover de arriba abajo largos pinceles: -Para que no empiece la destrucción- responden. E interrogados sobre si temen que apenas quitados los andamios la ciudad empiece a resquebrajarse y hacerse pedazos, añaden deprisa, en voz baja: -No sólo la ciudad.

Si, insatisfecho con la respuesta, alguno apoya el ojo en la rendija de una empalizada, ve grúas que suben otras grúas, armazones que cubren otras armazones, vigas que apuntalan otras vigas. -¿Qué sentido tiene este construir? - pregunta-. ¿Cuál es el fin de una ciudad en construcción sino una ciudad? ¿Dónde está el plano que siguen, el proyecto?

-Te lo mostraremos apenas termine la jornada; ahora no podemos interrumpir -responden.

El trabajo cesa al atardecer. Cae la noche sobre la obra en construcción. Es una noche estrellada.

-Éste es el proyecto - dicen.

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