ADAM SMITH – La riqueza de las naciones



Aunque sea más productivo cobrar impuestos en general, hay que tener en cuenta que deben recaer más sobre los artículos de lujo que sobre los gastos necesarios de las capas inferiores del pueblo. (V-II-II- impuestos)

Por lo general, no hubo príncipes que, lanzados a comercios corrientes, hayan sido exitosos; resultan incompatibles ambas funciones. Los mercaderes son buenos comerciantes, pero no lo son cuando se creen ministros o soberanos. (V-II-I)

Hay distintos sistemas morales: uno es el riguroso y austero que honra a la gente común, en el cual los excesos son considerados repugnantes; y el liberal o laxo, que se preocupa por la denominada gente de mundo, que es la que se excede en el  lujo, la alegría desproporcionada y el goce. (V-I-II-art. III)

Para que un ejército no sea un peligro para la libertad, según las ideas republicanas, el interés de sus mandos debe coincidir obligadamente con los principios básicos de la constitución del Estado. (V-I- I)

Los sistemas que abogan por la sola importancia de la actividad agrícola son más irrazonables y contradictorios  que el propio sistema mercantil. (IV-IX)

El consumo es el fin de la producción y, por lo tanto, solo debe fomentarse el interés de los productores cuando, por ese medio, se promueve al consumidor. Los preceptos del sistema mercantil sacrifican al consumidor en beneficio del productor, colocándolo como el objeto y la finalidad del comercio. Todo esto, porque los inventores del sistema mercantil no fueron los consumidores, sino los productores, los comerciantes y los fabricantes. (IV-VIII)

La comercialización de granos está formada por cuatro ramas: la que comercia en el interior del país; la que importa para consumo interno; la que exporta para abastecer otros mercados, y la que importa para volver a exportar. Cada una de ellas va viendo las cosas según su interés en determinado momento histórico. (IV-V)

Se debe estudiar cómo conviene importar libremente mercaderías del extranjero cuando hay países que establecen impuestos y, si no, sería lógica la contrapartida del mismo tipo para defender la industria nacional. Incluso cuando deban mantenerse las restricciones, hay que observar hasta qué punto aumentó la cantidad de obreros ocupados en las fábricas que se fortalecieron por esa prohibición. Entonces se estudiará, de forma muy discreta, si se restablece gradualmente la libertad de comercio sin afectar lo logrado. (IV-II)

Hay dos situaciones en las que conviene en general colocar un gravamen sobre los productos extranjeros. La primera se refiere a las ramas de la industria necesarias para la defensa del territorio. La segunda es cuando, para fomentar la industria nacional, si hay algún impuesto sobre un artículo, se hace lo mismo, con un monto más elevado, sobre el de procedencia extranjera. (IV-II)

Los salarios del trabajo dependen del contrato realizado entre el operario y el patrón. Los patrones son menos y pueden ponerse de acuerdo aunque sea tácitamente y hasta asociarse. Son capaces de resistir sin trabajar más tiempo del que podrían hacerlo los obreros. Hay un cierto límite para bajar el salario del obrero; esto implica su sustento y algo más para el sostén de su familia. (I-VIII)

Los monopolios mantienen baja la oferta del mercado, con lo cual logran tener precios con mayores ganancias, haciendo valer sus privilegios corporativos respecto de los que no forman parte de su grupo. Así consiguen sostener durante mucho tiempo el precio por encima del natural. Estas alzas dentro del precio de mercado se mantienen tanto tiempo como lo hagan las regulaciones que permitan los gobiernos. (I-VII)

El trabajo no cambia nunca de valor, es el verdadero valor y único patrón efectivo para la comparación de valores: es el precio real. La moneda sólo es el precio nominal. (I-V)

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