YAYA - juguemos en el mundo
Se dice que el capitalismo se basa en la competencia, pero no siempre se entiende que en esa competencia hay más perdedores que ganadores. Así son las competencias.
Muchos competidores que juegan al juego están dispuestos a hacer trampas para ganar. Hay los que no están dispuestos a jugar en esas condiciones, y otros que aceptan que el fin -ganar a todas costa- justifica los medios sin importar consecuencias.
Se argumenta la cuestión de la preeminencia del más apto. El dilema es quién o qué fuerzas e interrelaciones definen al famoso "más apto": ¿los que están dispuestos a ganar sin respetar las reglas, o los que juegan sabiendo que pueden también perder y aun así están dispuestos a respetar las reglas?
Hay por cierto demasiados incautos que juegan a ciegas, y a veces con desmesura; otros lo hacen a sabiendas y buscan eliminar a sus competidores; y están los que quieren jugar solamente con algunos y que no participen los que pueden disputar el partido con solvencia. Hay quien se apropia de derechos de participación que no le corresponden, y algunos que se confabulan para ganar y obtener esos derechos. Y están, claro, los que compran árbitros y jueces. Muchos declaran ser capitalistas pero no quieren jugar en el mercado. Hay quienes pagan prensa, periodistas y profesores para confundir a otros sobre las reglas del juego y cómo va el partido. Lamentablemente demasiados terminan llorando.
No se mide seriamente cuánto se pierde y cuánto se gana jugando así, cuántos heridos y cuántos muertos quedan por cada uno que triunfa.
Se ve claramente -si se quiere ver- que a nivel global existen muchas distorsiones que indican que no se está jugando limpiamente a este juego, que los dados están cargados, que la baraja marcada. Quizás como humanos imperfectos preferimos ver, antes que crueles verdades, mentiras de dudosa piedad.
Examinemos todas y cada una de las variables, pensemos qué quiere decir ser una sociedad eficaz y eficiente, trabajemos para jugar un juego digno, o, mejor aún, para que deje de ser un juego. El mundo se mueve con otras reglas, y tenemos que trabajar para forjar un sistema que nos asegure vivir en sociedades más libres y justas, y que preserven el mundo para nuestra posteridad.
(ing. Alejandro Pedro Yaya)
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