DOLINA - magia
Alejandro Dolina
MAGIA
El Mago Rizzuto no conocía ningún
truco. Su número era bien sencillo: golpeaba su galera con una
varita azul, y luego esperaba que apareciera una paloma.
Naturalmente, la total ausencia de
dobles fondos, de mangas hospitalarias y de juegos de manos conducía siempre al
mismo resultado desalentador. La paloma no aparecía.
Rizzuto solía presentarse en teatros
humildes y en festivales de barrio, de donde casi siempre lo echaban a patadas.
La verdad es que el hombre creía en
la magia, en la verdadera magia. Y en cada actuación, en cada golpe con su
varita azul estaba la fervorosa esperanza de un milagro. Él no
se contentaba con las técnicas del engaño. Quería que su paloma apareciera
redondamente.
Durante largo tiempo lo acompañaron la desilusión y
los silbidos. Otro cualquiera hubiera abandonado la lucha. Pero Rizzuto
confiaba.
Una noche se presentó en el club
Fénix. Otros magos lo habían precedido. Cuando le llegó el turno, dio su clásico golpe con la
varita azul. Y desde el fondo de la galera salió una paloma, una paloma
blanca que voló hacia una ventana y se perdió en la noche.
Apenas si lo aplaudieron.
Las muchedumbres prefieren un arte
hecho de trampas aparatosas a los milagros puros.
Rizzuto no volvió a los escenarios.
Tal vez siga haciendo aparecer palomas en forma particular.
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